El énfasis de Jesús en el valor intrÃnseco de cada persona fue revolucionario en una época en la que prevalecÃa la esclavitud. Ningún poeta, dramaturgo o filósofo antes de Jesús abogó por la libertad de cautivos o esclavos de la misma manera que él lo hace en Lucas 4:18:
"El EspÃritu del Señor está sobre mÃ,
   porque me ha ungido
       para llevar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
   y dar vista a los ciegos,
       a poner en libertad a los oprimidos." (NRSCE)
La literatura pre-cristiana o las obras filosóficas antes de Jesús carecÃan de defensores explÃcitos de la libertad de cautivos o esclavos, de manera similar a las enseñanzas de Jesús en los Evangelios. Filósofos antiguos como Platón y Aristóteles tenÃan puntos de vista complejos sobre la esclavitud, arraigados en sus normas sociales. Platón no abordó directamente la esclavitud, sino que propuso una sociedad basada en clases. Aristóteles, en "PolÃtica" y "Ética Nicomaquea", defendió la esclavitud como una institución natural basada en que algunos individuos son aptos para la esclavitud debido a su intelecto o caracterÃsticas fÃsicas inferiores. Ninguno abogó explÃcitamente por la liberación de esclavos.
EurÃpides presentó a los antiguos griegos un retrato desgarrador de la angustia y el sufrimiento de las supervivientes reales femeninas de Troya mientras luchan con los horrores de la guerra y su inminente esclavitud. Indaga en la turbulencia emocional y la desesperación experimentada por las mujeres al enfrentar su destino como cautivas, enfatizando el costo humano y la tragedia de la guerra. Si bien la obra ofrece una vÃvida representación de las secuelas del conflicto y la esclavitud de las mujeres troyanas, no aboga explÃcitamente por la abolición de la esclavitud.
Los Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, influyeron significativamente en el pensamiento ético. Las enseñanzas de Jesús se centraron en el amor, la compasión y en valorar a cada ser humano, independientemente de su estatus social. Sus acciones desafiaron las normas sociales y abogaron por la igualdad y la justicia, especialmente para grupos marginados.
Las enseñanzas de Jesús sobre el perdón, la liberación espiritual y el comportamiento ético siguen siendo inigualables. Su legado en dignidad humana, igualdad y justicia ha influido en pensadores desde Rousseau hasta Gandhi, guiando brújulas éticas a través de principios como la Regla de Oro o el imperativo categórico de Kant: "Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti", y enseñanzas sobre amor, misericordia y no violencia.
Una de las principales contribuciones de Jesús a la TeologÃa PolÃtica ha sido el precepto de la no violencia antes que la violencia. Predicando la divinidad de cada ser humano ("Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos"), enfrentó el martirio y la muerte con una creencia inquebrantable en la resurrección y la inmortalidad del alma. Su silogismo desafÃa todos los temores ancestrales a la muerte:
Dios hizo a sus hijos inmortales a su imagen y semejanza
Soy hijo de Dios
Por lo tanto, soy inmortal
A lo que agrega un segundo silogismo:
Como ser inmortal, amo al mundo
Comparto el mundo con mis hermanos y hermanas
Por lo tanto, amo a mi hermano como a mà mismo
Interrogado por Pilato, Jesús declara que el poder de su prefectura ha sido dado por Dios, una afirmación que valida tanto el poder de Pilato como el del Imperio Romano. Caifás y Anás también son respaldados en su posición. Swedenborg explica en sus visiones del infierno que las naciones más violentas y malvadas reciben a los demonios más perversos como gobernantes.
Dicha filosofÃa llevó a los primeros cristianos a enfrentar la muerte con desprecio. Según Los Hechos de San Pablo, dÃas después de que el apóstol fuera decapitado, San Pedro y San Pablo fueron vistos en las calles de Roma hablando con varios cristianos. Nerón fue debidamente informado por sus espÃas; su resurrección lo horrorizó tanto que de inmediato dejó de perseguir a los cristianos y de culparlos por el incendio de Roma.