El Socialismo, nuestra religión dogmática
- Consultorías Stanley
- 29 oct 2023
- 19 Min. de lectura
Actualizado: 11 mar

La raíz metafísica del principio de razón suficiente de los ismos (ίσμός)
Al tiempo que instauraba Le Terreur, Robespierre fundaba la Iglesia de la Razón tras el auge de la Revolución Francesa. Su fin era similar al que Hitler pretendiera con la creación de sus juventudes hitlerianas, la creación de una orden de inspiración trascendental capaz de llevar su reino a los confines del universo. La envidia que el Führer manifestó hacia los japoneses por sus triunfos contra los americanos en el océano Pacífico era proporcional a su añoranza de inculcar entre sus nuevos prosélitos de la religión nórdica el celo y sacrificio de los musulmanes, capaces de inmolarse, al igual que los japoneses, por su representante religioso en la tierra.
La rendición de sus tropas en Stalingrado fue un revés del que jamás se recuperó; la teología religiosa de las valquirias y los nibelungos probó ser menos persuasiva que el cañón de un fusil, única alternativa para los soldados rojos que dieran un paso atrás.
"Sobre la Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente" ("Über die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde"), es la tesis doctoral de Arthur Schopenhauer de 1813, en la cual explora el principio de razón suficiente. El autor argumenta que cualquier fenómeno se fundamenta en una causa a partir de cuatro formas fundamentales de razón suficiente:
1. El principio lógico, que rige las relaciones entre conceptos y proposiciones. E.g., el socialismo se fundamenta en la plusvalía, la lucha de clases y la acumulación de capital.
2. El principio físico, que se relaciona con las leyes naturales y las causas y efectos en el mundo material. E.g., el socialismo es la doctrina que acoge votantes de la clase trabajadora y labradores en todo el mundo, con jerarquías nacionales e internacionales, y cuyos representantes dictan la agenda a seguir.
3. El principio moral, que se refiere a las motivaciones y acciones humanas. E.g., el socialismo aboga por la abolición de la propiedad privada, y por un mundo en que cada cual reciba y de igual que los demás.
4. El principio metafísico, que aborda cuestiones filosóficas más amplias y abstractas sobre la realidad. E.g. el socialismo es una demagogia barnizada de filantropía.
En tanto que los tres primeros principios son un tema recurrente en el análisis y la discusión política, el cuarto ha sido dogmatizado hasta el punto de convertirse en tabú; quien lo haga se expone a ser tildado de fascista o de extrema derecha.
La negación del principio metafísico de cada formación o partido político, se justifica hoy por el destierro de la Metafísica como ciencia académica de las universidades. Pero su reflexión ya estaba vedada por las religiones y sectas, quienes prescribían que sus dogmas habían sido promulgados por la divinidad, y que, como tales, no podían ser discutidas. Quienes se atrevían a violar esta norma eran acusados de herejía, apostasía o sacrilegio, y castigados con condenas que sus inquisiciones aplicaban desde la excomunión hasta la muerte en la hoguera.
Credos políticos más recientes demuestran aún mayor crueldad, con penas que van desde el exilio hasta el campo concentración y la ejecución sumaria. Fue así que la inquisición halló en la Comisión Extraordinaria de toda Rusia, abreviada como VChK y comúnmente conocida como La Cheka de Lenin, su reencarnación en el ámbito secular. Cualquier intelectual que hubiese demostrado simpatías por el régimen zarista o lástima por la ejecución sumaria de la familia Romanov, era visitado en la noche por los esbirros de Lenin, quienes lo arrancaban de su cama en pijama, lo llevaban a un campo santo en donde lo juzgaban leyéndole el mismo texto que a todos los otros acusados, se le encontraba culpables y se le disparaba en la nuca, para ser enterrado en una fosa común junto a otros burgueses disidentes involuntarios del leninismo.
Una iglesia con un Papa que ya no cree en la inmortalidad
El desvanecimiento de la Metafísica creo, como ya vimos, un vacío que fue aprovechado por el comunismo y el nacional socialismo. El remedio demostró ser peor que le enfermedad, pues la teología, especialización filosófica que reflexionaba sobre el quehacer religioso en un mundo de variadas creencias y religiones, fue relegado a las oscuras facultades de los seminarios.
Sin reflexión metafísica, la política se absolutiza, imponiéndose como dictadura reaccionaria o despotismo.
El comunismo ha experimentado tantos fracasos a lo largo de la historia que apenas se menciona, pero su sinónimo, el socialismo, está emergiendo como un nuevo credo. Sin embargo, este sistema presenta un grave defecto. Mientras que en el pasado, tanto el Papa como el profeta debían apelar a la autoridad de un Dios omnisciente que podía manifestarse a través de otros visionarios y profetas, los líderes religiosos seculares del socialismo, al afirmar que no son simples seres humanos sino representantes de un pueblo, se han erigido como los infalibles dueños de la verdad. Figuras como Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Fidel Castro y, más recientemente, Ortega, Evo, Maduro, sin olvidar a Lula y López Obrador, han consolidado su poder en base a esta premisa.
La popularidad y poder de los regímenes socialistas es tal que la Iglesia Católica se ha sometido a su égida desde la muerte de Juan Pablo II, y sus confundidos fieles ven no ya a una Institución con fe absoluta en un Dios omnipotente, sino a un héroe secular zaherido que balbucea generalidades sobre el tablado de un milieu escéptico, en donde ni sus obispos ni sus cardenales ni su Papa se atreven ya a afirmar la inmortalidad del alma.
La displicencia de Francisco I al ser fotografiado con Donald Trump, y su sonrisa de oreja a oreja al retratarse con tiranos como Fidel Castro y Nicolás Maduro dice esto y otras mil palabras más.
Todo ismo (ίσμός) es una religión encubierta
Es el sufijo ismo (ίσμός) el que mancomuna ideologías organizadas o partidos tales como el socialismo, fascismo, nazismo, comunismo, racismo, sionismo, etc. El sufijo "-ismo" se emplea para formar sustantivos relacionados con doctrinas, movimientos, prácticas o sistemas de creencias. Su etimología en griego antiguo (ίσμός) forma sustantivos abstractos que indicaban una acción o proceso.
Ha alcanzado su auge con el socialismo o, como también se ha hecho llamar en las últimas décadas, el progresismo, la izquierda o el comunismo del siglo 21, variaciones semánticas de un mismo movimiento pseudorreligioso que no admite disidencias, y que califica de herejes a quienquiera se atreven a enumerar sus fracasos históricos, ora en la Unión Soviética, ora en Corea del Norte o Cuba.
Fue también Schopenhauer quien acusó a los grandes filósofos, contemporáneos suyos, de no hacer filosofía, sino teología. En efecto, los sistemas filosóficos de Fichte, Schelling y Hegel están imbuidos de un idealismo absoluto que considera que la realidad última o la "cosa en sí" (Das Ding an sich), se conecta intrínsecamente con la voluntad divina o, como eufemísticamente llaman a Dios, el espíritu absoluto.
Schopenhauer subraya la influencia de Jakob Böhme en Hegel. Es un hecho bien conocido que Hegel tenía en gran estima las obras completas de Böhme en su biblioteca personal. Como ya vimos en un capítulo anterior, Böhme, un zapatero místico, expuso las fuerzas éticas que subyacen a los cambios históricos, sirviendo como una importante fuente de inspiración para las reflexiones filosóficas de Hegel. Las revelaciones de Böhme ofrecen una lente a través de la cual emanan las reflexiones de Hegel sobre la historia, las cuales se asemejan en su estructura más a un sermón teológico, que a un discurso filosófico.
El materialismo histórico ha influido en las obras filosóficas de Marx, Baudrillard, Žižek, Piketty y sus seguidores intelectuales. Estos filósofos, profundamente arraigados en la dialéctica hegeliana, transmiten sus ideas a través de una intrincada jerga económica que conlleva matices de dogma religioso. En esencia, construyen sus ideologías, como lo hace todo escritor y poeta, sobre una base de intuiciones o juicios abductivos, esto es, revelaciones místicas entrelazadas con fórmulas estadísticas, aparentemente adaptadas para alinearse con los intereses económicos de las sociedades a las que se dirigen. De particular importancia es su compromiso inquebrantable con sus doctrinas, que a menudo refleja el fervor de los fanáticos religiosos.
La Inquisición del Socialismo del siglo 21
La evolución de la teoría política del siglo XX permitió el desarrollo de una democracia participativa en varias naciones desarrolladas y en vías de desarrollo, y, tras la caída de la Unión Soviética, el mundo vivió en los 1990s un ambiente de convivencia universal de creencias políticas, afín al que se vivió en América del Norte entre las diversas iglesias cristianas hasta las persecuciones del Macartismo de los 1950s. Dicho balance se quebró con el surgimiento de la tiranía de Hugo Chaves en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, demagogos que sacralizaron la tiranía de Fidel Castro en Cuba. El celo pseudorreligioso del comunismo y el socialismo fue revivido por pensadores y militantes que sin ruborizarse se identificaron a sí mismos como radicales.
Los sutiles pero intrigantes componentes religiosos inherentes al materialismo histórico se hacen evidentes cuando entablamos debates con socialistas o comunistas radicales del siglo 21. Verbigracia, hace unos días presentaba estas ideas en su versión didáctica, por boca de Schopenhauer, en la obra de teatro “El Simposio de Arcadia”, ante un grupo de Wsup en que izquierdistas latinoamericanos me incluyeron.
Reproduzco mi debate truncado con A…:
SOCIALISTA A…
Decadente esa postura [la de criticar al socialismo en Cuba y Venezuela].
El descalificativo de decadencia es propio de quienes presumen instaurar la verdad en el mundo, y puede ser fácilmente intercambiado por “ignorante”, “reaccionario”, “hereje”, “inhumano”, etc.
HUGO NOËL
Como la de todo credo, dogma o religión que no admite crítica.
SOCIALISTA A…
La economía política es una ciencia. No confunda conceptos.
Notamos la falacia de autoridad “la economía política es una ciencia”, mediante la cual me indica que debo sumergirme en los libros no sólo de filosofía, sino también de economía antes de atreverme a cuestionar al socialismo.
Evito responderle directamente, esto es, confirmar que los he leído, lo que me granjearía de inmediato el despectivo epíteto, para los comunistas del siglo 21, de erudito. Como analizo en un capítulo posterior, es tal la reticencia de los socialistas a leer o “adoctrinarse” con teorías distintas las enunciadas por sus libros sagrados, que cuando citas a más de tres autores te acusan de plagiar a los demás y carecer de pensamiento propio. Tal tesis fue primero enunciada en un lance de agudeza por Schopenhauer, quien, paradójicamente, era un erudito, y fue luego retomada y ahondada por Karl Marx en “La Miseria de la Filosofía”, líbelo contra Pierre-Joseph Proudhon, en donde predica que los filósofos deben involucrarse activamente en los asuntos sociales y políticos de su tiempo en lugar de limitarse a leer y escribir, esto es, a la contemplación abstracta.
Fue impartiendo clases a mis alumnos de Artes Audiovisuales en al UNAB que refuté dicho argumento, demostrando como aquellos estudiantes que poco leían eran los mayores plagiadores, pues tomaban sus ideas de filmes y comerciales de televisión. Leer es necesario precisamente para trazar los orígenes de nuestras ideas espontaneas o abducciones, así como para no presentar como innovadoras las ideas que ya otros escritores enunciaron. Como Eugenio D’Ors, el filósofo catalán preferido de Luis Buñuel, citaba: “Todo lo que no es tradición es plagio”.
HUGO NOËL
Curiosamente es el mismo Schopenhauer quien escribe que mientras que los filósofos imponen su criterio, los artistas preferimos comprender a cada cual.
Expreso que como libre pensador y poeta no me interesa suscribirme al dogmatismo de ismo alguno, sino comprender a cada cual.
SOCIALISTA A…
Hay que traspasar las líneas vetadas a nivel ideológico y avanzar.
A… intenta catalogarme como representante de otra pseudo-religión, supuestamente rival de la suya, sea este capitalismo, liberalismo, fascismo, etc., y me propone “avanzar” hasta las elevadas cimas que ella habita. Su comentario evidencia la necesidad que tiene el dogmático de crear enemigos tan intolerantes como ella misma.
Tal fanatismo, afín al de Torquemada, tiene una larga tradición en el mundo hispano, y hace las delicias de Fernando Saváter, quien en sus columnas de opinión de “El País” desenmascara sus prejuicios y presupuestos descabellados:
“Hace más de medio siglo leí una novela de ciencia ficción que no he olvidado (…) El autor era un francés, Jean Hougron, sólo reputado por una serie de novelas sobre Indochina. El signo del perro era su primera narración de ficción científica y además de la emoción de la aventura encerraba una curiosa parábola. Un explorador espacial llega a un planeta cuyos habitantes viven encerrados en una ciudad amurallada. Esa ciudad es asaltada a cada poco por unos monstruos enormes y feroces a los que no pueden detener las murallas ni las armas de los defensores: los únicos que logran frenarles son unos magos o sacerdotes que se enfrentan a ellos sólo con su fuerza mental y así les hacen retroceder. No hace falta decir que estos salvadores providenciales son las máximas autoridades de la ciudad, la vida de cuyos habitantes depende de ellos. Después de varias peripecias intrigantes, el lector descubre que los terribles monstruos no son más que marionetas creadas por los magos para perpetuar su poder sobre la ciudad falsamente asediada. Recientemente el director Night Shyamalan filmó una película, The village, con un argumento parecido (…)
Durante las dos últimas campañas electorales he recordado a menudo la novela de Jean Hougron. Con las necesarias adaptaciones a nuestra actualidad política, claro: los monstruos que nos amenazan son los de la extrema derecha, los «ultras» por antonomasia según establece -ordeno y mando- el Libro de Estilo de El País. Su asalto a las instituciones acabará con todo tipo de derechos civiles, humanos y animales. Retrocederemos hasta el Paleolítico inferior o superior, no sé, el que caiga más atrás. Nada puede detener su avance arrollador sino los paladines de la izquierda, Yolanda Díaz, Bolaños, Rufián, Ortuzar (que se come a la derecha el solito) y sobre todo y por encima de todos, tachán, ¡Pedro Sánchez! Ante argumentación tan incontrovertible, millones de ciudadanos en estado de alerta han votado a los magos para librarse de los monstruos. Da gusto vivir entre gente tal difícil de engañar.
Desde luego, la batalla contra la ultraderecha en España como prioridad política y la indispensable demonización mediática de Vox ha encontrado su debido eco en la prensa extranjera, lo que demuestra que la imbecilidad política -como antes se dijo del proletariado- no tiene patria. La escritora de origen cubano Zoé Valdés se presentó en las elecciones de julio como senadora por Vox (yo te voté sin dudar, Zoé) y concedió una entrevista al diario francés Le Monde (a petición de éste) para intentar disipar algunos de los muchos bulos fantasmales que corren sobre su partido. Como era de temer, la entrevista fue manipulada y aprovechada para ridiculizar a la candidata, según denunció ésta en la revista Causeur. Así funcionan los informadores «progresistas» en los países de la Europa occidental. Antes de las elecciones, hay que sacar a los monstruos feroces que atacan las murallas de la democracia para motivar a los electores más ingenuos: esa mayoría borreguil que no se da cuenta de que el peligro está en la secta de magos que supuestamente nos protege de los ultras…[1]”
No deja de sorprenderme los epítetos que recibo cuando debato con un izquierdista, desde fascista hasta capitalista neo-liberal, o simplemente “de derecha”. Cuando les digo que soy libre pensador se confunden, pues no comprenden como un escritor y académico pueda prescindir de una comunidad religiosa que lo empodere.
Así como la Inquisición veía brujas y posesos en todos aquellos que no obedecieran sus dogmas y respetaran las órdenes de sus jerarcas, los socialistas ven fascistas, nazis o capitalistas salvajes en quienes enseñamos sus falacias o cuestionamos su justificación política.
HUGO NOËL
Igual debes conocer el texto completo. La obra es de 160 páginas y será publicada esta semana en Amazon como un Auto de Fe. Igual publicaré otros diálogos en mi blog, pues son 40 los personajes de todos los continentes y épocas. “El Simposio de Arcadia. Auto de Fe sobre la Inmortalidad del Alma”.
SOCIALISTA A…
El arte es una fuente infinita para la creación, pero también es una respuesta a las verdaderas necesidades históricas del ahora.
Las “verdaderas necesidades históricas del ahora” son, para un socialista, la imposición de la dictadura del proletariado en Colombia, como ya ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela. En otras palabras, la verdad no es relevante, sino lo que los jefes del partido en Cuba consideren como “verdadera necesidad histórica”.
A… me advierte que así yo sea más amigo de la verdad que de Sócrates, no debo anunciarlo, pues Sócrates podría enfurecerse.
Desde mi regreso a Colombia de India en 2013, he librado una lucha intelectual con la izquierda internacional, la cual insiste en convertir a la nación en una potencia legal productora de cocaína, e imponer su régimen de tiranos y burócratas radicales a lo largo y ancho del país.
Tal y como me escribió en las redes una militante de las guerrillas colombianas en 2014, cuando yo era perseguido por sicarios adeptos a la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá:
“¿Qué obtiene usted criticándonos? ¡El ostracismo y la carencia de influencias sociales! ¡Nos encargaremos de que no vuelva a trabajar en el teatro y de que no consiga trabajo en universidad alguna!”
El temor a ser excluido de la manada que domina los puestos del arte y la academia es, ciertamente, la razón por la cual la mayoría de académicos y artistas apoyaron la candidatura de Gustavo Petro para la Presidencia de Colombia en 2018 y 2022.
Por otra parte, la apropiación dogmática de la izquierda castrista es generosamente recompensada por la tiranía cubana y su red de influencias; conozco a docenas de artistas e intelectuales que son invitados con regularidad a la isla para participar en seminarios y talleres, lo que les abre nuevos espacios en Europa, USA y Latinoamérica.
Mi réplica fue asumida como un desafío por A…, quien con seguridad indagó cómo podrían castigar mi osadía, con la desalentadora respuesta de que yo ya vivía bajo castigo.
Desde hace dos años las puertas del arte y la academia en Colombia me han sido clausuradas por mis críticas al gobierno autoritario y corrupto del exguerrillero Petro; cuatro postulaciones a becas de subsistencia para artistas locales me han sido negadas por el Instituto Municipal de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Bucaramanga, bajo la dirección del ingeniero Luis Carlos Silva Duarte, con argumentos tan pobres como “no especificó que deseaba obtener la beca en su aplicación”.
Siendo el único dramaturgo local que ha representado obras de teatro en Austria y Portugal, no he obtenido, tras ocho años de gestión, un espacio para la puesta en escena y representación de una de mis obras en el Teatro Santander, espacio público local que obedece a las directrices del alcalde Juan Carlos Cárdenas, de simpatías abiertamente presidenciales.
HUGO NOËL
Pero no has formulado tu argumento. En la obra de teatro que es el mundo anuncias tu entrada al escenario, pero no articulas tus palabras aún.
SOCIALISTA A…
Lo que expreso es muy claro.
La post-verdad en un mundo con un solo polo victimizado
El dogma ya ha sido anunciado y no requiere de explicación: “verdaderas necesidades históricas del ahora”.
Mi interlocutora adoptó una posición de izquierda, esperando que yo respaldara su punto de vista o lo criticara, lo que automáticamente me habría ubicado en el polo opuesto, la derecha. Vale la pena destacar que no se trata simplemente de vivir en un mundo polarizado, como tantos periodistas han señalado, sino de que la estructura intolerante de la religión católica ha resurgido en el socialismo con su propia forma de inquisición. Este resurgimiento ha llevado a un creciente poder para estigmatizar a quienes no siguen sus dogmas, tildándolos no solo de herejes, sino también –empleando una una hábil estrategia victimizadora–, de polarizar el debate social.
Décadas antes de que se acuñara el concepto de la “post-verdad”, Slavoj Žižek abordó la noción de imponer una creencia sin prestar atención a su veracidad en su libro "El sublime objeto de la ideología", que fue publicado por primera vez en 1989. En este libro, Žižek desarrolla su análisis crítico de la ideología y explora cómo las creencias y las representaciones simbólicas influyen en la política y la cultura.
Žižek examina cómo las ideologías operan de manera efectiva al enmascarar la realidad y perpetuar ciertas creencias sin tener en cuenta su correspondencia con la verdad. Argumenta que las ideologías son sistemas de creencias que no se basan necesariamente en hechos verificables, sino en lo que él llama "fantasmas ideológicos". Estos fantasmas ideológicos son construcciones simbólicas que sirven para mantener el statu quo y asegurar el dominio de ciertos grupos sobre otros.
Žižek también analiza cómo las ideologías pueden ser internalizadas por individuos y cómo influyen en la percepción y la interpretación de la realidad. Argumenta que las ideologías pueden llevar a sus prosélitos a creen en falsedades o dogmas ilusorios, creencias impuestas por una autoridad ideológica infalible.
El dogmatismo es tal que incluso cuando el Papa de dicha pseudoreligión es cogido in fraganti en su crimen, sus fanáticos seguidores lo excusan, alegando que errar es humano. Tal ha sido el destino de Fidel Castro, Hugo Chaves, Nicolás Maduro, Ortega, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Fernández de Kirchner y Gustavo Petro. Este último, verbigracia, fue grabado traficando fajos de dinero que nunca fue declarado a la Dirección de Impuestos Nacionales; fue acusado por su propio hijo de financiar la compra de votos para su campaña presidencial con dinero del narcotráfico, y tuvo el lapsus linguis de anunciar que las pesquisas de los periodistas sobre otras maletas de dinero en efectivo que se extraviaron en el Palacio Presidencial en 2023 llevarían a los suyos al suicidio, lo que en efecto ocurrió a las pocas horas, cuando el coronel a cargo de su seguridad doméstica apareció suicidado por una pistola sin silenciador en un auto estacionado a escasos metros de su casa, sin que los vecinos hubieran escuchado detonación alguna.
Sus defensores justifican semejantes desafueros alegando supuestos crímenes cometidos por "la derecha" en Colombia durante los últimos 200 años. Esto, nuevamente, parte de la premisa de que "la derecha" es otro “ismo” una entidad organizada burocráticamente, similar a la pseudo-iglesia socialista, con líderes también adorados como Reyes o Papas infalibles, las némesis de Evita, Fidel, Mujica, entre otros. Derecha que también precisaría de obispos en roles burocráticos, teólogos o académicos de tendencia marxista, así como de simpatizantes violentos, sean terroristas o guerrilleros. Dado que su fantasma ideológico no encuentra asidero en la realidad, lo proyectan sobre instituciones reales, como los políticos contrarios a su filiación, y los militares de alto rango que no manifiesten simpatías hacia la Internacional Socialista o los Foros de São Paulo y Puebla.
HUGO NOËL
Si te refieres a la literatura comprometida o engagée de los franceses, podrías al menos comentar a que corriente te suscribes; o si a alguna de los ismos que Schopenhauer critica.
Mi referencia a la literatura comprometida desenmascara el discurso subyacente de mi interlocutora, por cuanto su brillo fue efímero y malogrado.
Sus orígenes puede trazarse a la publicación de “J’accuse” por Émile Zola, caso único en la historia de Francia en que un escritor confronta la corrupción estatal y la derrota.
Durante el período de entreguerras, destacados escritores vinculados al comunismo, como Jean-Paul Sartre y Albert Camus, abogaron por la literatura engagée con la esperanza de despertar la conciencia política entre la juventud francesa. Sin embargo, sus esfuerzos se vieron cuestionados por los horrores de los campos de concentración estalinistas, a menudo llamados "Gulags". Mientras que Albert Camus optó por distanciarse del comunismo, Jean-Paul Sartre mantuvo su apoyo a la Unión Soviética, lo que eventualmente generaría críticas en su contra.
Mi interlocutora replicó por tres días, cuando el grupo fue cerrado a futuros comentarios. Fui entonces incorporado a un nuevo grupo, que no admite comentarios, en donde el administrador me envía enlaces de videos sobre la historia del socialismo y del comunismo internacional.
La hidra de Lerna del Socialismo
Los ismos, en particular el socialismo y el comunismo, se consolidan como sistemas de creencias ideológicas. Su fortalecimiento es más notable si tenemos en cuenta que, según estimaciones recientes, el número de víctimas de su intolerancia asciende a alrededor de 150 millones, superando al nazismo, que registra once millones de víctimas. Mientras que el nazismo, que también tenía inspiración socialista, pero la limitaba a una raza en particular, se ha desvestido de las intenciones humanistas que Goebbels proclamara en sus filmes de propaganda de los 1930s, y surge ante los ojos de nuevas generaciones, en virtud de los videos de Auschwitz, como un lobo hambriento, el socialismo se mantiene firme como un lobo que viste un traje de piel de oveja.
El socialismo encuentra su mejor metáfora en la mitológica hidra de Lerna debido a su capacidad de resurgir o transformarse en diferentes formas incluso después de fracasos o caídas en diferentes partes del mundo. Esta comparación refleja la idea de que, a pesar de los desafíos o críticas que ha enfrentado, las ideologías socialistas y comunistas regresan bajo la premisa de que no se implementaron correctamente en el pasado.
Pol Pot fue un líder comunista y el principal responsable del genocidio camboyano, uno de los episodios más oscuros y mortales del socialismo del siglo XX. Pol Pot, cuyo nombre real era Saloth Sar, se convirtió en un ferviente comunista mientras estudiaba en París en la década de 1950. Se unió al Partido Comunista de Kampuchea (más tarde conocido como los Jemeres Rojos). Pol Pot y los Jemeres Rojos tomaron el control de Camboya en 1975 después de la caída de la República Jemer y el final de la Guerra de Vietnam, estableciendo un régimen comunista radical y totalitario en el país. Emulando el fracaso plan agrario de Mao Tsé-Tung, causante de 6 millones de muertos, Pol Pot y los Jemeres Rojos instauraron una sociedad comunista agraria pura, eliminando las influencias capitalistas y urbanas. Consideraban que la población urbana, la intelectualidad y las influencias extranjeras eran una amenaza para su visión comunista.
Bajo el liderazgo de Pol Pot, se llevó a cabo una colectivización forzada en Camboya. Las personas fueron desplazadas del campo a granjas colectivas en condiciones extremadamente precarias y forzadas a trabajar largas horas. Se estima que entre 1,7 y 2 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población, murieron debido a ejecuciones, trabajo forzado, hambruna y enfermedades. Su brutalidad y sus políticas radicales lo han convertido en un símbolo de los horrores del totalitarismo y el extremismo comunista en el siglo XX.
Los defensores de esta hidra de ideología tan sanguinaria tratan sus doctrinas con un nivel de devoción y ortodoxia comparable al de los católicos que quemaron a Juana de Arco y Giordano Bruno. La adhesión dogmática de los seguidores de Marx a sus teorías presuponen falsísimamente que con sólo leerlas quedan exentos de un análisis crítico o de una mayor exploración intelectual. Las obras siempre innovadoras de Walter Benjamin, Antonio Gramsci y Karel Kosik constituyen la excepción a esta regla.
Esta dinámica es similar al dogmatismo religioso, en el que los textos sagrados se leen y siguen sin cuestionarlos ni reinterpretarlos.
Progresismo neopositivista
Es consabido que el progreso busca mejorar la condición humana a través de reformas sociales basadas en pretendidos avances en ciencia, tecnología, desarrollo económico y organización social.
Pero en la Real Politik, el término ha sido contraído para recubrir la piel de lobo del neopositivismo y ha alterado su nombre por “progresismo”, ismo o religión que, como antaño el neopositivismo, predica que la historia es linear, nunca circular o elíptica, y que cada sociedad debe ser reemplazada por una nueva y mejor, siempre adaptada a la última teoría científica que se enseñe en las universidades, no importa que tan experimental sea. Bestias extintas como la eugenesia, el racismo y la ingeniería genética asoman en el horizonte, refinando sus cuchillas.
Dicho auge ha propiciado un frenesí de cambios dogmáticos en el socialismo en los últimos años, de fusilar homosexuales bajo el Che Guevara, a celebrar fiestas públicas con la comunidad LGTBI, de emplear el narcotráfico como estrategia para inundar el mercado americano y socavar su sociedad, a mediar para que éste se legalice entre las guerrillas colombianas, de castigar la prostitución en Cuba a promoverla como atractivo turístico. Tal inestabilidad social ha sido denunciado por escritores como Mario Vargas Llosa y filósofos como el ya citado Savater.
En la Latinoamérica de 2023 la liga de demagogos de izquierda, abanderados primero como Foro de São Paulo, y luego como Foro de Puebla, asesorado por intelectuales neo-marxistas cubanos y franceses, ha optado por ocultar no solo sus credenciales comunistas, asociadas a la extinta Unión Soviética, sino también las socialistas, atribuidas de manera creciente al nacional Socialismo, para asumir la bandera progresista.
El progresismo se distingue del progreso y la reforma social, y no existe como movimiento ideológico, aunque ha estado asociado históricamente a dos libros alemanes: “Das Kapital” de Karl Marx y “Mein Kampf” de Adolf Hitler.
El progresismo, más que una filosofía, es una expresión Avant-Garde en sí misma, que refiere tanto a John Stuart Mill como al presidente Roosevelt indistintamente, a la par que evita los nombres de Hitler, Stalin o Mao Tsé-Tung, quienes también hicieron amplio uso del término ante sus prosélitos.
Su uso hoy recoge lo que fue y es el vanguardismo, así como las cenizas del comunismo, el fascismo, el maoísmo, el castrismo, el chavismo y todos los posibles ismos que han aspirado desde el siglo 19 a responder a la utopía de Thomas Moro. Su adopción es perspicaz, pues, a diferencia de, digamos, el nazismo –tomando al azar cualquiera de sus predecesores–, el “progresismo” no implica un estado de perfección, sino de continua renovación.
El fracaso de las ideologías políticas, cuya condición sine qua non es presentar un programa político de gobierno, está subordinado al último discurso de las universidades y la ciencia. Si fracasa, tiene la misma excusa que la ciencia para justificar su fracaso: la dinámica tesis-ensayo-error-corrección, o la aplicación del concepto de falseabilidad de Popper.
No es de extrañar, por lo tanto, que los líderes latinoamericanos autodenominados progresistas, asuman las hipótesis de moda sobre cambio climático por efecto invernadero con un celo rayando en el absurdo. Muestra de ello las conferencias de Gustavo Petro ante la ONU, en donde asegura que la gasolina es más peligrosa que la cocaína.
[1] Falsa Amenaza, en The Objective, 13 de agosto de 2023. https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2023-08-13/vox-psoe-pp-amenaza-democracia/


















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