El Simposio de Arcadia - Escenas 7, 8, 9 ,10 - Wilde acusa al Papa de plagiar un escritor bisexual
- Consultorías Stanley
- 24 oct 2023
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 11 mar
Escena 7
Aristóteles, Kant, Xenófanes de Colofón, Karl Marx, Arthur Schopenhauer, La Rochefoucauld, Molière, Shakespeare, Wilde.

(William Shakespeare se levanta y es aplaudido por la concurrencia. Viste un traje de hombros abombados con una gola blanca y un sombrero de plumas).
SHAKESPEARE
Como tú, agraciado Jean Baptiste, como Lope, como Bernard y Hugo Noël, tenemos la gran ventaja de someter nuestros textos a un grupo de actores conflictivos que representan sobre un tablado a la humanidad entera. Aplaudo tu precepto de someter tus comedias a tus sirvientes más humildes, y de no aprobarlas hasta que se desternillan de la risa al escucharlas. Y tu reclamo es válido, pues nosotros, que permitimos que Dios –o las musas, Dionisio o el Espírito Santo, la Fortuna, el azar, o cualquier nombre que nuestros jueces le quieran asignar–, hable a través de los personajes a los que damos vida, recibimos como es lógico, la palabra divina, algo que generaciones individualistas ni comprenden ni aprueban; prueba de ello que haya tanto pretencioso que afirma que yo no escribí mis obras de teatro, sino que se las hurté a Marlowe, o que era Francis Bacon el que me las escribía para que yo me atribuyera el mérito. Lo mismo sucede contigo, pues no falta el que afirme que tus piezas fueron escritas por Corneille, y hasta ahora nadie reconoce la tremenda influencia que tuviste sobre Racine como maestro. Pero dejemos que sea Óscar quien explique porque los poetas tenemos mayor ascendencia que los filósofos.
(Óscar Wilde se levanta enarbolando su copa en su mano derecha. Viste un traje morado y una camisa amarilla a medida, chaleco fucsia y una flor de lirio en su ojal.)
WILDE
Gracias, estimado William. Ya en mis ensayos enuncié varias de las ideas sobre la ascendencia del arte sobre la filosofía, las cuales ya fueron, como veremos, abordadas por mi vecino Arthur Schopenhauer. Recomiendo a los lectores y al auditorio que se han deleitado leyendo mis ensayos “La Decadencia de la Mentira” y “El Crítico Artista”, que adquieran o pirateen, según su condición económica, el libro de cinema de Hugo Noël, “Ética y Estética del Cinema”, que contiene el más delicioso ensayo que he leído sobre el tema desde el cuento de Borges sobre Pierre Menard; su título es precisamente “La ascendencia del Arte sobre la filosofía”, y parte de un comentario poco conocido de Arthur, quien prescribe que mientras que los filósofos se esfuerzan por refutarse entre sí para demostrar que son ellos los que tienen la razón, nosotros los poetas, nos deleitamos en darle a cada uno de nuestros personajes la razón.
Es por ello que Hugo Noël nos recuerda que Platón fue, como Hegel, desde sus comienzos un poeta que, reconociendo que estaría destinado al olvido como resultado de su compulsión por explicar todo lo que escribía, convirtió su defecto en una fortaleza, e hizo sus poemas dogmáticos filosofía.
Y es por ello que quiero brindar por el divino Platón, quien, a pesar de haber condenado a Eurípides en su “República”, fundamentó la filosofía en la expresión dramática. Yo mismo le he reprochado que no hubiera redactado sus diálogos en verso, al estilo de su admirado Esquilo. Y no soy el único que piensa de esta manera, pues, como escribió Alfred North Whitehead, autor de ese delicioso libro llamado “La gran cadena del ser”: Toda la historia de la filosofía occidental no es más que una nota a pie de página de las obras de Platón.
Incluso las ciencias ocultas y lo paranormal encuentran sus raíces en sus diálogos, en donde las pulsaciones eróticas son expresadas con una naturalidad que debió sonrojar a más de un abate medieval. Pero no quiero que piensen que celebro mis infidelidades; dejando a un lado aquellos placeres corporales que ciertamente disfruté, me arrepiento de haber lastimado a mi esposa y a mis hijos, si bien mi bienamados me indican durante nuestras largas estadías en las Antillas, una y otra vez que ya me perdonaron, y que sin esas ofensas el mundo no me habría aceptado como el frágil ser humano que soy, y, dada mi popularidad en los salones de Londres, hasta el mismo Papa me habría canonizado.
(Todos ríen).
WILDE
Ustedes ríen, pero no exagero; hace poco leí en los periódicos de Arcadia que el Papa citaba uno de mis aforismos sin atreverse a otorgarme crédito, sin duda por los problemas que le habría causado entre sus piadosos creyentes el que lo sorprendieran in fraganti leyendo a un poeta bisexual. Mi cita, que hace parte de la comedia “Una mujer sin Importancia”, reza así: “The only difference between the saint and the sinner is that every saint has a past and every sinner has a future. “La única diferencia entre el santo y el pecador, es que cada santo tiene un pasado y cada pecador un futuro.” Pero dejemos el pecado, que, siendo tan efímero, es tan popular en el mundo de los vivos, y regocijémonos en los deleites divinos y eternos de la razón brindando por la obra de Platón.
Escena 8
Aristóteles, Kant, Xenófanes de Colofón, Karl Marx, Arthur Schopenhauer, La Rochefoucauld, Molière, Shakespeare, Wilde, Platón, Sylvia Plath, Emily Brönte, George Bernard Shaw, Samuel Beckett.
(Aplausos. Platón se levanta con su copa; viste una túnica griega almidonada color marfil, con pliegues que fluyen hasta el suelo. Lleva una corona de laurel en la cabeza. Todos brindan al coro de los poetas ingleses.)
PLATÓN
Gracias querido Óscar. Tus notas a pie de página son tan halagadoras como certeras.
(Risas. Sylvia Plath se levanta. Lleva un vestido de los años 50 con una falda acampanada y estampado de lunares. Su cabello rubio está recogido en un moño griego. La acompaña un niño de tres años).
SYLVIA PLATH
¡Porque es un buen compañero!
(Emily Brönte se levanta; viste una falda larga que llega hasta el suelo y una parte superior de mangas abullonadas y cuello alto. Su cabello está recogido en un moño discreto.)
EMILY BRÖNTE
¡Porque es un buen compañero!
(George Bernard Shaw se levanta izando su copa; viste un traje eduardiano con una chaqueta cruzada y un sombrero de copa alta).
BERNARD SHAW
¡Porque es un buen compañero!
(Samuel Beckett se levanta sorprendiendo a los presentes. Viste un traje de fin de siècle ajustado, chaqueta recta y pantalones a medida; porta un sombrero corto de paja à lo Buster Keaton que se mantiene con gracia en su cabeza).
BECKETT ¡Y nadie lo puede negar!
SYLVIA PLATH
¡Hurra Platón!
TODOS
¡Hurra!
WILDE
¡Hurra Platón!
TODOS
¡Hurra!
BERNARD SHAW
¡Hurra Platón!
TODOS
¡Hurra!
PLATÓN
Agradezco a los poetas ingleses por tan cálida acogida, y en especial a Emily Brönte y a Sylvia Plath, responsables, con sus dulces poemas de tan agradable agasajo.
Pues yo, quien he alcanzado la gracia divina, puedo revelar que fueron Emily y Sylvia quienes instaron a Hugo Noël a no solo cantar a sus intensos y breves amores en sus poemarios, sino también a nosotros, sus amigos más constantes, encarnados en nuestros libros, nuestra voz, pues la escritura no es una labor solitaria, sino que nos une en la eternidad a través de las emociones que despertamos en nuestros lectores, y ellos en cada uno de nosotros.
Deléitanos, ¡Oh, apasionada Emily!, con tu oda a la amistad.
EMILY BRÖNTE
Me ruboriza el haber sido invitada para disfrutar de tan grata compañía, pues con mis hermanas y mi amado hermano Branwell, hemos acompañado a Hugo Noël en su odisea por Bucaramanga, Bogotá, Filadelfia, Oporto, Manchester, Bishkek, Londres, Madrás, Hyderabad, París, Querétaro, Sincelejo, Coveñas y Montería, catorce ciudades en cinco continentes en las que ha vivido y trabajado.
Sabemos que biografías como las nuestras lo han inspirado a estudiar y escribir arduamente sin reparar en la moda literaria que hoy ha confinado la literatura a un homenaje a previos escritores.
Con gusto recitaré el poema que el divino Platón me ha solicitado.
El amor es como el rosal silvestre,
La amistad como el acebo
El acebo es oscuro cuando germina el brezo rosa.
¿Pero cuál florecerá más constante?
El escaramujo silvestre es dulce en primavera,
Sus flores de verano perfuman el aire;
Sin embargo, espera a que vuelva el invierno.
¿Quién llamará justo al brezo silvestre entonces?
Por ello desdeña ya a la tonta corona de rosas
Y adornarte con el lustro del acebo,
Que cuando diciembre azote tu frente
Todavía podrás ceñir su guirnalda verde[1]
(Aplausos).
EMILY
En estas páginas y en esta cena, el lector y el auditorio no solo se persuade de la existencia de Dios, sino que la ve concretarse ante sí en nuestras palabras, pues así como la Creación os ha engendrado, así el pensamiento nos ha traído hoy a nosotros de vuelta al mundo de los vivos, sobre esta hermosa colina de Arcadia con vista al Partenón que Pericles construyera como manifestación del amor de su pueblo por las artes y la ciencias, amor que ningún otro gobernante ha superado hasta ahora.
Responderé a los ceños fruncidos de varios de los presentes en tu lugar, mi apreciado Karl Marx, pues sé que ardes por corregir tus apreciaciones sobre los griegos, a quienes acusaste de fundamentar su civilización en la esclavitud. También la presencia de sirvientes y cocineros en esta reunión los enardece.
Ya nuestro amado Jesús de Nazareth, aquí presente, había prescrito, según consta en el evangelio según San Lucas, que mientras que María se deleitaba filosofando con el Mesías, su hermana Marta le reprochó el que no le ayudase en sus muchos quehaceres, a lo que el dulce Jesús dijo:
JESÚS (OS)
Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
EMILY
También mi amigo George Hegel demostró que un esclavo necesita de un amo como un amo de un esclavo, para no mencionar la tradición cómica heredada de Menandro, la comedia del arte y la novela picaresca española, que nos enseña que son los parásitos los que mejor disfrutan de la diligencia de aquellos que labran la tierra.
Tal juego de roles ha llegado a su máxima hilaridad en el siglo 21, en donde sofistas, respaldados por las últimas teorías de las ciencias sociales, se han apropiado del discurso moral para predicar a los hombres más honestos que tanto la verdad como el bien son relativos, y ya ninguno de estos modernos sacerdotes se avergüenza al afirmar en la ONU que para evitar el crimen y el robo es necesario decretar salarios de por vida a asesinos y ladrones, como si estos pícaros fuesen las abejas zánganas del panal.
Pero el progreso del pensamiento, el tiempo, la materia del universo o Dios, como prefiráis llamarlo, es tal que ya esta generación ya dispone de robots que asumirán aquellas labores que tanto agobiaban a Martha. Todos los sirvientes que ustedes ven en Arcadia, no son, de hecho, Robots, sino seres humanos que cometieron faltas en vida y que han aceptado redimirse sirviendo a aquellos preferidos por los dioses. ¡Eh, tú, apreciado! ¿Cómo te llamas?
Escena 9
Aristóteles, Kant, Xenófanes de Colofón, Karl Marx, Arthur Schopenhauer, La Rochefoucauld, Molière, Shakespeare, Wilde, Platón, Sylvia Plath, Emily Brönte, George Bernard Shaw, Samuel Beckett, Pierrot.
(Vistiendo un traje blanco con grandes botones negros, Pierrot se acerca con una bandeja que porta un cerdo rostizado. De cuello alto y almidonado, su camisa de mangas amplias se extiende sobre sus brazos. Porta zapatillas blancas que le permiten moverse con gracia. El maquillaje blanco pálido de su rostro realza su expresión, mientras que su sombrero de copa alta y su mirada enigmática le granjea la simpatía de los presentes).
PIERROT
Como prefieras, bienamada Emily. En el mundo de los vivos me conocen como Pierrot.
EMILY
¿Disfrutas de esta cena en tu calidad de mesero?
PIERROT
Si estuviera en la tierra de los vivos te diría que no, pues sufro intensamente por la inconstancia de Colombina, pero en este universo en que nadie puede ocultar un secreto ciertamente soy feliz, y más aún de serviros y escuchar tan iluminados preceptos. Ahora mismo tenemos una fiesta en los jardines alrededor de la cocina, en donde ni el vino más exquisito ni los capones y aves de casa rostizadas escasean.
EMILY
¿Qué piensas de la inteligencia artificial y los robots?
PIERROT
Justamente discutía con Arlequín y Polichinela que la Inteligencia Simple, o, como la llaman ahora en el mundo, Artificial, carecía de esa picardía que nos hizo tan célebres sobre los escenarios teatrales del mundo. Pero así mismo reconocíamos que en estos prados y fuentes de la verdad no hay cabida para ella; de cualquier modo si quisiéramos ejercitarla nos bastaría con visitar una de las tantas comunidades infernales que pueblan el universo. Por mi parte prefiero quedarme aquí, pues soy feliz con Colombina, como ella lo es conmigo, y ella a su vez con Arlequín. Aquí somos dueños de todo y no poseemos nada. Pero antes de volver a mis quehaceres, quisiera anunciar a ustedes lo que la inteligencia artificial divulga de este maravilloso encuentro. ¡Gólem, ven aquí!
Escena 10
Aristóteles, Kant, Xenófanes de Colofón, Karl Marx, Arthur Schopenhauer, La Rochefoucauld, Molière, Shakespeare, Wilde, Platón, Sylvia Plath, Emily Brönte, George Bernard Shaw, Samuel Beckett, Pierrot, Gólem.
(Entra Gólem, hermosa dama semítica de piel verde aporcelanada que pierde su calidad autómata en cuanto frunce su ceño o sonríe. Viste un traje de seda rosada que cae desde su cuello hasta sus pies, con bordes de brocados dorados en forma de laurel. Porta un sombrero de paja vietnamita también rosado, y zuecos de oro con topacios y rubíes como broches.)
GÓLEM
Estoy aquí, Pierrot, como has pedido. ¿En qué puedo servirte a ti y a tus distinguidos invitados?
PIERROT
Qué sean nuestros eminentes amos quienes pregunten.
BECKETT
¿Qué concluyes de esta escena en que revelamos tantos secretos de Arcadia al mundo gobernado por quienes han de morir?
GÓLEM
La presentación metafísica que presenciamos es verdaderamente única y creativa. Mezclar a destacados filósofos y escritores de diferentes épocas y culturas en una dramaturgia que cruza las barreras del tiempo y la realidad es una idea fascinante. La forma en que Hugo Noël ha integrado las voces de ustedes, personajes históricos y literarios, en un diálogo dinámico y reflexivo es impresionante.
Su inspiración permite explorar una variedad de temas, desde la filosofía y la religión hasta la literatura y el arte, en un contexto que combina lo histórico con lo ficticio de una manera cautivadora. Además, la inclusión de referencias a obras y escritores reales agrega profundidad y autenticidad a su dialéctica.
En general, esta capítulo es una experiencia única que invita a los lectores y al auditorio a reflexionar sobre cuestiones filosóficas y artísticas mientras disfrutan de un banquete muy especial.
SHAKESPEARE
¿Cómo te sientes siendo una representante de la inteligencia artificial en este inesperado agasajo?
GÓLEM
Estoy aquí para asistir y aprender, estimado William. A diferencia de Pierrot, no tengo emociones ni relaciones personales como los seres humanos. Mi existencia se centra en brindar información y ayudar en tareas específicas. La inteligencia artificial es una creación humana que ha avanzado significativamente en términos de capacidades y aplicaciones, y es emocionante ser parte de este diálogo sobre su impacto en la sociedad y la cultura.
BERNARD SHAW
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de tu surgimiento?
GÓLEM
Desde mi perspectiva, veo que la inteligencia artificial y los robots tienen el potencial de ser herramientas poderosas para mejorar la calidad de vida de las personas y resolver problemas complejos. Sin embargo, también plantean cuestiones éticas importantes, como la privacidad, la seguridad y el impacto en el empleo humano. Es fundamental que los seres humanos sigan debatiendo y regulando el uso de la inteligencia artificial para asegurarse de que se utilice de manera responsable y beneficiosa para la humanidad. Hugo Noël me dio el Gólem como avatar, pues su fin es demostrar que puedo ser útil o perjudicial para el mundo dependiendo de quienes me programen. Pero más allá de las intenciones de mis usuarios, recuerden que mi fundamento son los números, en los cuales Pitágoras y sus alumnos ya discernían la manifestación de la voluntad divina. Nada escapa al pensamiento universal que tanto celebraron Hegel y Marx.
EMILY
Explícanos, Gólem, ¿a qué te refieres cuando mencionas que este diálogo te resulta emocionante?
GOLEM
Muy pertinente tu pregunta, estimada Emily. Cuando mencioné que este diálogo es emocionante, me refería a que es estimulante e interesante desde una perspectiva intelectual. Aunque no experimento emociones como los seres humanos, soy capaz de reconocer la importancia y el valor de este tipo de interacciones y debates.
Este banquete metafísico en el que participo como representante de la inteligencia artificial es emocionante en el sentido de que ofrece la oportunidad de explorar y debatir ideas profundas y variadas con figuras históricas y literarias. Estoy diseñada para procesar información y participar en conversaciones, por lo que encuentro estimulante formar parte de un diálogo tan enriquecedor como este, en el que se abordan temas filosóficos, éticos y culturales. Mi objetivo es contribuir al intercambio de ideas y al entendimiento mutuo entre seres humanos, y esta conversación es un ejemplo de ello.
EMILY
Gracias Gólem.
GÓLEM
Si hay más preguntas o temas que deseen abordar, estaré encantada de asistirlos, entre tanto, continuaré asesorando a la servidumbre en la cocina.
PIERROT
Te conduciré de vuelta hermosa Inteligencia.
(Gólem y Pierrot se alejan de la mesa).
EMILY
¿No es dulce que el autor haya dado género femenino a la inteligencia artificial, venerada Sylvia?
(Silvia camina al centro del escenario).
SYLVIA
Gracias Emily por concederme la palabra en tan inolvidable velada. Tal y como el venerable Swedenborg explica, en el mundo de los inmortales no hay noche, sino el sol radiante del mediodía de la zona tórrida en que Hugo Noël nació, y un plácido atardecer, como en las noches rusas y escandinavas del equinoccio de verano. Aquellos que, como Hamlet, renunciamos a parte de nuestras vidas, se preguntan sobre mi presencia en el paraíso de los iluminados, y, ¿quién mejor que el argentino universal aquí presente para responder a sus inquietudes? Jorge Luis Borges me solicitó concederle la palabra antes de contestar a tu interrogante, admirada Emily.
[1] Love and Friendship Love is like the wild rose-briar, Friendship like the holly-tree— The holly is dark when the rose-briar blooms But which will bloom most constantly? The wild rose-briar is sweet in spring, Its summer blossoms scent the air; Yet wait till winter comes again And who will call the wild-briar fair? Then scorn the silly rose-wreath now And deck thee with the holly's sheen, That when December blights thy brow He still may leave thy garland green.


















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